03 junio, 2010

Cristiano e Intérprete en conversación con Enjaulado. - John Bunyan

Realmente me dejó, impresionado y con gran convicción.

(Enjaulado está encerrado en una jaula de hierro en un cuarto oscuro).

Cristiano --. ¿Quién eres tú y que haces aquí encerrado?

Enjaulado-- ¡Ah! En otro tiempo hice profesión de fe como cristiano, y me iba bien, prosperaba y florecía a mis propios ojos y a los ojos de los demás, me creía destinado a la Ciudad Celestial, y esta idea me llenaba de gozo. Pero ahora estoy desesperado, porque estoy encerrado en esta jaula de hierro y no puedo salir… ¡Ay de mí!, no puedo salir…

Cristiano-- Pero ¿Cómo has llegado a una situación tan crítica y miserable?

Enjaulado --. Deje de velar y de ser sobrio, di rienda suelta a mis pasiones, peque contra lo que manda la Palabra del Señor, entristecí al Espíritu Santo, y Él se ha retirado de mí; tenté al Diablo, y vino a mí; provoqué la ira de Dios, y el Señor me ha abandonado; mi corazón se ha endurecido de tal manera, que ya no puedo arrepentirme.

Cristiano--. ¿Y no hay ya remedio ni esperanza para ti?¿Tendrás que permanecer encerrado para siempre en esa jaula de desesperación? ¿Acaso el Hijo bendito del Señor no es infinitamente misericordioso?

Enjaulado--. He perdido toda esperanza. He crucificado de nuevo en mí mismo al Hijo de Dios; he aborrecido su persona, he despreciado su justicia, he profanado su sangre, he ultrajado al Espíritu de gracia;¿Qué puedo esperar? Me siento destituido de toda esperanza y no me queda sino la amenaza terrible de un juicio cierto y seguro, y con ello la perspectiva de un fuego abrasador. A este miserable estado me han llevado mis pasiones, los placeres y los intereses mundanos, en cuyo goce me prometí en otro tiempo muchos deleites, pero que ahora me atormentan y me corroen como un gusano de fuego.

Intérprete--. Pero, ¿no puedes aún, en el tiempo presente. volverte a Dios y arrepentirte?

Enjaulado--. No, Dios me ha negado el arrepentimiento en su Palabra no encuentro ya estímulo alguno para creer por tanto, quién me ha encerrado en esta jaula es el propio Dios, y todos los hombres del mundo, juntos, no podrían sacarme de ella. ¡Oh, eternidad, eternidad! ¿Cómo podré yo luchar con la miseria que me espera en la eternidad?

Intérprete--. Cristiano, nunca eches en olvido la desgracia y miseria que has visto en este hombre que te sirva siempre de escarmiento y de aviso.

Bunyan John, El Progreso del Peregrino. Editorial CLIE, p. 51-52