14 noviembre, 2008

Cárcel o Iglesia?

Lo profetizado desde siglos remotos está cumpliéndose ahora y miles de hombres y mujeres con deseos genuinos de transformar sus vidas han caído en el lazo del enemigo, que con sus enseñanzas erradas los desvía por el camino al infierno. Dios está despertado a su pueblo, y se han encendido las alarmas para alertar sobre las falsas doctrinas y el Evangelio diluido que está invadiendo el planeta.
Las puertas de macrotemplos con luces de neón, pantallas de última tecnología y sillas confortables, se abren cada fin de semana a la espera de incautos que entren, y a cambio de un mensaje que aquiete sus conciencias pecadoras, sumado a una dosis de emoción, dejen un “aporte voluntario” que permita la extensión de las visiones de hombres, que Jesús llamo: “hacedores de maldad” (Mateo 7: 22-23).

Este mensaje no es para aquellos que gustosamente han decidido poner por encima de la Palabra de Dios a sus “líderes” y “pastores”. Es fácil tropezarse con ellos en eternas discusiones, donde la ceguera espiritual les hace dar como única respuesta: “no me importan sus conceptos, para mí lo válido es el gran ministerio de mi pastor X o las multitudes que van a mi iglesia Y”. Muy seguramente no se detendrán a leer este tipo de páginas.

Esta alerta va dirigida para aquellos verdaderos creyentes que inconformes con el lugar donde se congregan creen que no hay otra salida, sino obedecer a los hombres por amor a Dios, pese a sentir en sus corazones que hay errores doctrinales, manipulación, maltrato e intimidación.

Aunque toma tiempo reconocer que una persona en la que se ha puesto la confianza no es un verdadero siervo de Dios, debemos reconocer que no es un juego, es nuestra vida, la salvación, un precio no pagado por hombre, sólo por Jesús.

Mi decisión por Cristo hace años atrás fue lo mejor en mi vida; pese a ello, con los años, empecé a experimentar que luego de haber sido libre de la condenación del pecado gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, me encontraba de nuevo en una cárcel creada por los hombres, bajo el rótulo de “Ministerio”.

Mi anhelo de agradar a Dios se fue convirtiendo en una carga diaria. No concebía como mi amor por El y el deseo de servirle traía como consecuencia, frustración. Realizaba diligentemente la multitud de estrategias establecidas por mi congregación: Encuentros, reencuentros, escuela de formación para líderes en todas sus versiones, células, discipulados, devocionales, intercesiones, jornadas evangelísticas, pactos, siembras, ministraciones y todo lo que indicara que mi gratitud a Dios por su salvación era infinita; pero al final todo terminaba en cansancio, rutina y un líder que decía: “no has hecho lo suficiente, tu porcentaje de crecimiento ministerial evidencia tu falta de compromiso e incapacidad, Dios debe estar muy triste por tu falta de rendimiento, muchos se están perdiendo por tu culpa, ¿dónde está tu fe?”.

Pero en medio de la esclavitud a los hombres, Dios en su misericordia abrió mis ojos y me enseñó el verdadero significado de su Palabra: “… y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

Si hay salida, Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6). No tome a la ligera este pasaje que quizás ya sabe de memoria, medite en el. Cristo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

1. RINDA COMPLETAMENTE SU VIDA A DIOS NO A LOS HOMBRES
Es difícil aceptar que una persona que habla con conocimiento acerca de Dios sea peligrosa. Sin embargo, Jesús nos enseñó que no es por las palabras, la gran elocuencia, la habilidad con la cuál se citen las Escrituras, ni siquiera por las señales milagrosas, sino por los frutos tangibles (Mateo 7:15-20).

Las primeras impresiones no demuestran las reales motivaciones, sin embargo, hay evidencias que salen a la luz en estos falsos pastores, que han perdido la humildad, ponen cargas pesadas que ellos no levantarían ni con un dedo, han desplazado a Jesús para convertirse en el centro de atracción, explotan económicamente a sus miembros, además de promover el establecimiento de jerarquías y posiciones, sin reconocer que la única cabeza de la Iglesia es Jesucristo.

Nuestro llamado como verdaderos discípulos de Jesús es agradar a Dios antes que a los hombres. Permita que El quite todo ídolo de su corazón. Un ídolo es todo aquello que usted ha puesto por encima de Dios y eso se hace evidente en la manera apasionada de defender su congregación, pastor o doctrina, aún antes que las verdades del Evangelio.

2. ESCUDRIÑE LA PALABRA DE DIOS ANTES QUE CUALQUIER LIBRO DE DOCTRINAS HUMANAS
Es muy sutil la forma como estos falsos maestros logran que usted atienda sus doctrinas y revelaciones por encima de la Palabra de Dios. La cantidad de manuales, libros y predicaciones que tiene que comprar para aprender las visiones de estos hombres, son sólo una estrategia. Usted se dedica a leer sus enseñanzas mezcladas con versículos sacados de contexto y eso es lo que se va reproduciendo de uno a otro, desplazando completamente a nuestro real maestro, el Espíritu Santo.

No “trague entero”, es su responsabilidad escudriñar la Palabra y meditar en ella, pues el Espíritu mismo podrá enseñarle la leche adulterada que usted está consumiendo por ignorancia. No lea la Biblia sólo en búsqueda de lo que usted quiere escuchar, permita que el Señor abra su entendimiento para recibir la luz de Su Palabra.

3. NO TEMA A MALDICIONES DE FALSOS MAESTROS, DIOS LE HA HECHO LIBRE
La manipulación más constante para aquellos que se encuentran en estas congregaciones es que si abandonan su lugar les caerá todo tipo de maldición a ellos o a sus familias, lo cual es totalmente falso. No se deje intimidar por este tipo de declaraciones que sólo responden al anhelo de no perder adeptos, números dentro de sus base de datos y mucho menos sus aportes económicos.

Muchos permanecen dentro de estas iglesias no por amor, ejemplo y enseñanza, sino por miedo a salirse de su congregación, ya que la estrategia de estos engañadores es crear dependencia y sumisión a través de pactos de fidelidad a la doctrina o pastor, bajo la promesa de ser parte del selecto grupo de liderazgo. Esto no es más que un método sofisticado para reclutar y persuadir de forma coercitiva.

4. CONGRÉGUESE EN UN LUGAR DE SANA DOCTRINA
Pese al temor que le pueda generar el caer de nuevo en un lugar equivocado, confíe plenamente en que Dios le ayudará en este proceso, pues al estar atento a la dirección de Su Espíritu, El le guiará.

Tenga en cuenta que su seguridad no está en las multitudes que asisten a un lugar, la Verdadera Iglesia de Jesucristo, está fundamentada en la predicación genuina de Su Palabra, en hombres y mujeres que viven conforme ella sin perder la mirada en Cristo, que reconocen que la salvación no es por obras, que usted puede dar voluntariamente, sin técnicas manipuladoras de persuasión, y que es Dios quien da el crecimiento, no las estrategias humanas de multiplicación.

Aunque me tomó varios meses tener el valor de salir de esta iglesia errada y tuve que orar fervientemente para no temer a toda intimidación del liderazgo, finalmente, encontré la verdadera vida, que es Jesucristo.

El ser libre de toda cárcel de opresión de estás falsas doctrinas le traerá como resultado una genuina relación con Dios a través de Su Hijo, la posibilidad de conocer las Buenas Nuevas, la verdadera libertad, nacer realmente de nuevo para Vida Eterna.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dios es bueno, y fuera de todo aquello que quiera destruir nuestras vidas, El Dios justo, espera nuestro arrepentimiento, pero si no es asi, El no dejara de brillar por nuestra terquedad. Su Espiritú Santo definitivamente es guia importantisima, si no vital, para guiarnos en este camino angosto según dice su palabra.

Fuera de esclavizarnos, quiere que lo sigamos por amor, dejando todas nuestras grandes cargas, conceptos, y vanas palabras, pensamientos y juicios que de nada nos sirven cuando estamos delante de El. Jesus es suficiente.