20 noviembre, 2008

Levanta tu mirada

Hay momentos donde el planeta parece conmoverse, mientras Dios grita a Su creación: “vuélvanse a mí”. El aire de los últimos tiempos ha empezado a percibirse en el ambiente y el tema de conversación de muchos es acerca de las señales del fin; es tiempo de estar preparados, pero ¿cómo?












“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.
Colosenses 3:2

¿En dónde está realmente nuestra mirada? Ya que es real que nuestra vida en la tierra y aún el planeta llegarán a su fin, ¿Dónde están nuestros pensamientos, deseos y afectos?, ¿en las cosas del cielo o en las de la tierra?
Los cristianos, al habernos despojado de la naturaleza carnal, estamos llamados a tener una “mentalidad celestial”, no terrenal.

“Los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz…”
Romanos 8:5-6

COSAS DE ARRIBA, COSAS DEL CIELO
La palabra original del griego que traduce las cosas de arriba es «áno», refiriéndose a lo que está por encima de nosotros, lo alto y supremo. Esta descripción no es más que poner toda nuestra atención, interés y sentir en Dios. Incluye dar todo nuestro esfuerzo en agradar a Cristo, fuente única de todos los bienes celestiales recibidos (Salvación y Vida Eterna). Permanecer en los reales tesoros del Evangelio: Su Verdad, Mandamientos y Promesas, nos mantiene preparados, siendo perfeccionados para Su Venida.

Mientras estamos en este planeta, mientras nuestro respirar no se detenga, debemos tener como principal objetivo y deleite el conocer a nuestro Creador.

“Así ha dicho Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová”.
Jeremías 9:23-24

COSAS DE ABAJO, COSAS DE LA TIERRA

«Ge», término griego utilizado para expresar «las cosas de la tierra» (Colosenses 3:2), sugiere no poner la mira en todo lo caracterizado por la mundanalidad. Las cosas de la tierra son efímeras y momentáneas; son los rudimentos en cuanto a cosas que perecen, y que sólo promueven la carnalidad o buscan distraer para no poner la mira en lo espiritual.

“…porque nada de lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida- proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
1 Juan 2:16-17

1. CIRCUNSTANCIAS

Dios tiene todo bajo Su control y dominio, por eso debemos reconocer nuestra imposibilidad de cambiar la Voluntad perfecta de nuestro Creador y vivir conforme Su promesa descrita en Romanos 8: 28 “Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
La Palabra también nos insta a no estar afanados, preocupados o ansiosos por el futuro, así que debemos cuidar que nuestros pasos permanezcan firmes cada día en Dios sin detenernos en las circunstancias pasajeras de la vida.

"Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal.”
Mateo 6:34

Si de continúo está atento a tener una genuina relación personal con Cristo, no sólo a la espera del fin futuro, sino de su presente y continuo “hoy”, tenga por seguro que cuando el Señor le llame usted se encontrará viviendo en el centro de Su Voluntad y conforme Su plan.

2. AGRADAR A LOS DEMÁS

“¿Acaso busco ahora la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.”
Gálatas 1:10

Además de no depender de las circunstancias, debemos procurar celosamente no agradar a los hombres, antes que a Dios. Nuestra mirada en Jesús y vivir conforme Su Palabra, nos librará de ir por camino ancho de perdición o ser enemigos de Dios al amar el mundo (Santiago 4:4).

Si su medida de Salvación o la forma como usted evalúa su relación con Dios, es el concepto que tienen los demás de usted, se encuentra en grave peligro de muerte o posiblemente, nunca ha resucitado en Cristo. Muchos pueden aplaudir las cosas que usted hace mientras que Dios las aborrece, o usted puede ser rechazado por muchos, mientras que con ellas el nombre de Jesús está siendo glorificado. Así que, obsérvese en el verdadero espejo: La Palabra (Santiago 1: 22-24).

Permita que el Espíritu Santo le guíe (Romanos 8: 14), pues su mira no debe estar en imitar hombres o agradarlos, sino en ser transformado cada día a imagen del varón perfecto: Jesucristo (Filipenses 1:6).

El verdadero cristiano verá las cosas no como las ven los hombres, sino como las ve Dios. Su escala de valores es la escala de Dios, no la humana. Ahora será mejor dar que recibir, será mejor servir que ser servido, perdonar que vengarse.

Por otro lado, nunca olvide que la salvación es personal; el día del fin Dios no llamará por congregaciones, células, denominaciones, ni siquiera parejas o amigos, cada uno estará frente a Dios y recibirá el pago según sus obras (Apocalipsis 20:12).

3. UNO MISMO

Cada una de sus necesidades en esta tierra, por fundamentales que sean, son pasajeras: hambre, sed, sueño, vestido, dinero, pareja, etc. Es lo que la Palabra de Dios llama “añadiduras”.

“No os angustiéis, pues, diciendo: -¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
Mateo 6:31-33

El Reino de los cielos no consiste en ese tipo de cosas (Romanos 14: 17), por eso es algo que no debe ser su prioridad, pues Dios prometió suplirlas adicionalmente a todas las bendiciones espirituales ya otorgadas.
Un verdadero discípulo ha cumplido el mandato de “negarse a sí mismo y seguir a Jesús” (Mateo 16: 24), por eso ya no se detendrá en los deleites del pecado que halan su naturaleza carnal, tampoco buscará tener de continuo en sus pensamientos cualquier tipo de necesidad terrenal, pues confiará en que Dios las suplirá conforme Su propósito y finalmente, cada debilidad será la oportunidad para que Dios se fortalezca en el, como hijo (II Corintios 12: 9).
No es tener una vida “supra espiritual”, separándose de toda obra o actividad para no hacer nada, sino, por decirlo así, contemplar la eternidad. Todos tenemos deberes y responsabilidades mientras vivimos en el mundo, aún Cristo dijo: "No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal" (Juan 17:15). Pero al considerar todas nuestras actividades debemos tener siempre la perspectiva correcta: la eterna.

“Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto. Resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran, y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutaran, porque la apariencia de este mundo es pasajera.”
1 Corintios 7:29-31

En toda actividad y en toda relación de la vida, es necesario recordar siempre que "el tiempo es corto".














Para algunos “la música es su vida, el deporte es su vida, el trabajo es su vida…”, para ellos “la vida” y todo lo que significa se encuentra en esto, pero para los Hijos de Dios Cristo es su VIDA, lo que domina su pensamiento y todas las cosas. Sea tan celoso por las cosas celestiales y eternas, como antes lo era por las cosas terrenales y perecederas.

Ya no hay nada aquí abajo, con la ayuda de Su Espíritu, es tiempo de que levante su mirada. Por un momento, observe el cielo que manifiesta la gran inmensidad de nuestro Dios eterno. Recuerde, todo lo que le rodea es pasajero y terminará.
Por verdaderaluz

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