07 noviembre, 2008

Desertores Espirituales

Creer en el Evangelio de Jesucristo no es fácil, aún más cuando exige que uno se niegue a sí mismo. Pero la recompensa de creer y hacer ese sacrificio es incalculable. La puerta es angosta y la verdad es dura, pero el galardón es vida eterna con Dios. ¿Por qué razón deteriorar un mensaje tan increíblemente maravilloso? ¿Por qué dar evasivas a una información, por desagradable o inconveniente que parezca en la superficie, que lo envía a uno al cielo para siempre? Y ¿por qué, una vez que ha oído y al parecer creído en el evangelio, alguien va a alejarse de él?

Es inútil tratar de inventar un evangelio agradable para el usuario en nuestro empeño por apelar a un público determinado. No importa cuántos rasgos o atractivos añada, ni cuántas dificultades quite, todos, excepto los verdaderos creyentes, a la larga lo descartarán. Si se diluye mucho, deja de ser una amenaza para el mundo pecador obsesionado consigo mismo; si sigue siendo fuerte, los impenitentes y orgullosos huirán por temor. Y deben hacerlo.

Muchos pueden pensar que son creyentes, y más tarde ver que claramente no lo son. Los desertores espirituales son parte integral de la historia del cristianismo, tanto pasada como presente. ¿Qué es lo que aleja del evangelio a los oyentes? ¿Porqué algunos, que se acercan a Jesús y a la Palabra de Dios son seguidores sólo temporalmente? ¿Cuáles son las características del desertor espiritual?:

1. ATRACCIÓN SOBRENATURAL Y DE MULTITUDES (Juan 6: 1-3)
La gente abandona el evangelio porque suele ser atraída inicialmente por ideales vanos e ilusorios, pero esto no fue desconocido para Jesús y tampoco lo es ahora.

Los milagros inicialmente atrajeron tanto a los discípulos verdaderos como falsos. La popularidad de Jesús atrajo en su mayoría a los superficiales que buscaban diversión. Los discípulos genuinos no se sentían atraídos por el espectáculo sino por la verdad, el poder y el carácter de su mensaje.

Actualmente muchos se reúnen en estadios o grandes auditorios para ser parte de un gran evento; multitudes que van en busca de una intervención milagrosa que los favorezca o simplemente una buena función. Los milagros y exhibiciones de poder son terreno fértil para los discípulos superficiales.

Jesús no hizo un espectáculo al hacer este milagro de multiplicación de panes y peces (Juan 6: 4–13). No hizo tronar el cielo o temblar la tierra, tampoco empezaron a volar los peces o llovió pan del cielo. Fue algo asombroso de la manera menos notoria.

El cristianismo siempre ha atraído a los buscadores de emociones fascinados por el cuadro de Jesús como milagrero y transformador de vidas. Se seduce a la gente con la premisa de que los milagros están a la espera de que uno les eche mano. Hay televangelistas listos para otorgarle milagros ahora mismo, si simplemente llama a su teléfono de llamada gratuita y les promete una ofrenda.

A algunos de los falsos seguidores de Cristo lo que realmente les atrae es la multitud, pero tan pronto vislumbran lo que realmente es el evangelio, pasan a la historia.

2. PIENSAN SÓLO EN LAS COSAS DE LA TIERRA (Juan 6: 14-15)
El seguidor superficial de Cristo no tiene ningún sentido de lo espiritual, de lo eterno y de lo divino, ni ningún amor en particular por Dios o apego a Jesucristo; vive para el aquí y ahora, y si Jesús no le cumple, allí se acaba todo.

Nunca pensaron de Jesús más que como el rey terrenal que les daría la libertad terrenal y la venganza que querían. No tenían interés en “Venga tu reino. Hágase tu voluntad”. Más bien estaban diciendo: “Venga nuestro reino, hágase nuestra voluntad”. Querían obligarlo a que siguiera la agenda terrenal que tenían. Esto es típico de los desertores, miran a Jesús como el que va a resolver sus dilemas diarios, arreglarles la vida, suplir sus necesidades y antojos, y hacerlos ricos.

No se puede llamar a las personas a Cristo para que el Señor les haga estupendos milagros y les enderece la vida. Esa es la mentira del evangelio de salud, riquezas y prosperidad, y el evangelio de las necesidades suplidas, y todo lo que hace es atraer a gente que pronto se desilusiona. Como dijo Jesús en
Juan 18: 36 “Mi reino no es de este mundo”.

3. NINGÚN DESEO DE ADORAR (Juan 6: 16-21)
Los verdaderos creyentes muestran profunda humildad, sentido genuino de respecto y temor reverencial por Jesucristo.

¿Cómo determinar si la persona es cristiana o no?. Los verdaderos creyentes no tienen verdadero deseo de adorar. No se puede decir necesariamente al observarlos, porque algunos inconversos viven vidas morales por fuera. No se puede decir al escucharles; si uno los escucha lo suficiente probablemente la verdad saldrá a la luz, pero algunos guardan muy bien su lengua. La manera en que se puede decir si una persona es verdadera cristiana es por lo que desea. El anhelo de alabar y adorar a Dios y a Cristo es evidencia de un corazón trasformado.

Mateo 14: 33
“Entonces los que estaban en la barca se acercaron y lo adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.”

Algunos cristianos no se postran con asombro adorador. Su perspectiva es estrictamente utilitaria: “Jesús, ¿qué vas a hacer por mí? Quiero seguirte porque allí es donde está la acción. Y yo mismo podría usar unos cuantos milagros más”. No hay ninguna postración anhelante de adoración ante el Señor. Pero los verdaderos discípulos están allí, también, y sus acciones los separan de los demás. Mire a los que afirman ser creyentes, y vea qué tan profundamente adoran al Señor. Vea cómo entonan los cantos. Pregúnteles cómo es su vida de oración.
¿Qué tan importante es para ellos asistir a los cultos el día del Señor? ¿Es Jesucristo el amor de su vida? ¿Es eso obvio?.

4. BÚSQUEDA DE GANANCIAS PERSONALES (Juan 6: 24-27)
La multitud fue a Capernaúm por motivos no muy legítimos, lo único que les preocupaba era satisfacerse personalmente mediante sus milagros, pero Jesús estaba diciendo:
“Ustedes están buscando lo que no deben buscar. Están hablando de desayuno, y yo les estoy hablando de la vida eterna.”

¿Cuántos hacen lo mismo todos los días: van a la iglesia y le dan la espalda a la vida eterna? Por eso tenemos que predicar sobre el infierno. Por eso tenemos que advertir a la gente sobre lo que habrá en la vida venidera. La gente tiene que comprender lo que está haciendo. Está bien sentirse atraído por el grupo y fascinado por el poder sobrenatural de Jesús, pero en algún punto uno tiene que adorar y arreglar cuentas con los asuntos eternos. Mientras desconozcan lo realmente importante, la eternidad en Cristo, no serán salvos.

5. BÚSQUEDA DE PODER (Juan 6: 28-35)
Los desertores espirituales le hacen demandas a Dios. Vienen impetuosos a la iglesia con la actitud (verbal o no): “Está bien, Dios. Voy a darte seis meses de plazo para que lo cumplas, y si no, ¡me largo!”

Muchos en la iglesia cristiana están tratando de tener poder y los predicadores los alientan. Les dicen “amigos, queremos que tengan poder”. Después tienen lugar cosas estrafalarias y la gente se pone a brincar y a gritar, a lanzar alaridos, y a saltar y a hacer piruetas por todo el lugar, básicamente por solo una cosa: están tratando de conseguir el poder. Es una situación triste cuando la gente quiere el poder más de lo que quiere a la Persona.

Los buscadores de emociones jamás ven suficientes señales y maravillas. Eso es lo triste al tratar de atraer gente al cristianismo con la promesa de un milagro. La promesa de milagros sostiene a discípulos superficiales, pero jamás los satisface. El pan de Moisés servía para la nutrición física, pero Jesús era el pan para la nutrición espiritual.

6. NINGUNA RELACIÓN PERSONAL (Juan 6: 36-37)
Los desertores espirituales no buscan ninguna relación personal con Jesús. Los que predicamos el evangelio y proclamamos la verdad de Cristo, podríamos afligirnos por la incredulidad, pero recuperamos la esperanza gracias a la promesa sólida de que los que el Padre atrae, vendrán. La Salvación es completamente un plan de Dios, y cuando el Padre atrae a las personas, ellas van a Él.

La verdad divide las personas. La meta de la predicación cristiana no es simplemente abrir bien la puerta para que podamos absorberlos a todos y hacer que se sientan bien. La mera es predicar la verdad a cuantos sea posible, para que podamos separar los verdaderos creyentes de los falsos.

7. BURLADORES QUE MURMURAN (Juan 6:41-44)
Los falsos cristianos hablan en privado contra la verdad. Cuando no están en presencia de los verdaderos discípulos, se burlan de la fe, bien sea por lo que dicen o por la forma en que viven.

La gente no tenía interés en el arrepentimiento, la obediencia y la sumisión. Cuando no estaban cerca de Jesús ni en su presencia, se burlaban. Nadie que ame verdaderamente a Jesucristo haría eso.

A partir de ese momento sucedió una cosa asombrosa. En lugar de hacer la verdad más sencilla en respuesta a su mofa, Jesús empezó a hacer su mensaje más difícil y a ocultarles la verdad. Lo hizo en todo su ministerio, y a menudo les hablaba en parábolas. No discutía ni trataba de ganar el debate; sencillamente volvía su confianza en la soberanía de Dios.

8. ESTÁN LLENOS (Juan 6: 45-51)
Los desertores no tienen hambre de la realidad divina. No está muriéndose de hambre, pues está saciado del mundo y más que eso, lleno de sí mismo, satisfecho y saciado con la comida del mundo que perece.

Dios prometió la salvación a todos los que creen en la persona y obra de Jesucristo, pero la multitud no tenía interés en comer nada espiritual. La salvación es abandonar nuestra vida y abrazar la de Cristo. Es recibir a Cristo por fe, reconociendo la realidad de quién en Él y lo que hizo. Cuando el pecador ama su pecado y está saciado del mundo, no busca la salvación verdadera. Para él, el concepto del pan de Cristo es ridículo, repulsivo, nauseabundo y lo desprecia porque está abotagado por su satisfacción propia. Hace a un lado a Cristo. Pero cuando la persona se siente quebrantada por el pecado, despierta a su condición perdida y a su falta de propósito, una vez que siente el vacío y el hambre de su alma por Dios. Es personal.

9. NO TIENEN UNA ÚNICA FUENTE (Juan 6:59-69)
Ellos estaban atascados en sus propios antojos egoístas, terrenales, materiales y por eso no oían las palabras de Jesús ni creían en Él. Jesús sabía quienes iban a ser los desertores y quién iba a ser traidor.
(Judas no se fue con este grupo. Se quedó hasta el mismo fin, esperando que a la larga sacaría provecho de Cristo).

Finalmente hallamos a unos cuantos verdaderos discípulos que dicen: “No tenemos a dónde ir. Tú tienes las palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y hemos llegado a saber que tú eres el Santo de Dios” que es un título mesiánico. Estos eran los que en efecto pensaban en las cosas celestiales. Eran los que genuinamente deseaban una relación personal con Jesucristo, que comprendían la vida del Señor, y que, con corazones quebrantados por sus pecados, deseaban arrepentirse y recibir la salvación. Son bienaventurados, porque consolaron al Señor con su amor y lealtad en aquella hora.

10. BESO TRAIDOR (Juan 6: 70-71)
El capítulo termina con la realidad apremiante de la deserción espiritual: Judas.

Judas se dejó arrastrar por el populacho. Le fascinaba lo sobrenatural. Pensaba siempre en las cosas terrenales. No tenía ningún deseo genuino de adorar a Cristo; sólo buscaba beneficios personales. Exigía lo que quería, de alguna manera se hizo tesorero y se robaba los fondos del grupo. Nunca tuvo una relación verdadera con Cristo, ni entendía la verdad divina, ni sentía hambre de la salvación. Judas no es una figura solitaria. Toda iglesia tiene sus Judas, y millones de ellos han dado un beso traidor a Jesús.

Espero y oro de todo corazón que no haya ningún Judas que esté leyendo esta página y que, habiendo desertado de Jesús, siga avanzando hacia la más negra y lóbrega noche del más severo juicio eterno.

Oro por los superficiales, los que son desertores espirituales, los que serán traidores porque se sintieron atraídos a Cristo por razones indebidas. Que Dios les permita sentir la necesidad de adorar al Cristo vivo por quien Él es, y que busquen las cosas eternas y no las temporales.

Cuánto más severamente serán juzgados los que han conocido la verdad y se han alejado de ella. Señor, que en tu gracia salves, antes de que sea demasiado tarde, a cualquiera que se haya engañado pensando que es un creyente verdadero, pero que no tiene ninguna pasión por adorar al Dios y Salvador en que dicen creer. Revela la verdad a todo corazón y da conversión genuina a los que todavía no son genuinos”.

Adaptación del Libro DIFÍCIL DE CREER ( Hard to Believe) de John Macarthur.
(Capítulo 10: Traidores a la fe)

2 comentarios:

Unknown dijo...

La sutileza, del engaño y de la mentira pueden hacer falsos muchos deseos y busquedas hacia Jesús. Encima de todo el engaño del pecado puede tapar todos nuestros sentidos.

Muchas veces se cree estar viviendo una vida en la voluntad de Dios, sin embargo no debemos ser sabios en nuestra propia opinión. Clamando a Dios por su misericordia, ya que de El son todas las obras, el conoce nuestro corazón mas que nadie y sabe con que intensiones nos acercamos ante El.

Por eso Señor te pido en el nombre de Jesús, revela las verdaderas intensiones de nuestro corazón y renueva nuestro entendimiento para que nos acerquemos a ti con corazones puros, limpios de toda malicia, para que siendo limpios por tu Sangre, te podamos adorar en la hermosura de la santidad.

Luis Enrique Alvarado dijo...

Excelente articulo hermano, muy buen blog.
Saludos y bendiciones
Atte.
Luis E. Alvarado